Desnudando al Gipuzkoa Basket (Parte 1)

Allá por Julio, un amigo y yo, decidimos hablar con una cerveza en mano sobre la situación actual del Gipuzkoa Basket y la implicación o consecuencias futuras que este proyecto podría tener. Gracias a esa conversación  finita donde la cerveza cogió una temperatura ligera al nivel de la época en la que nos encontramos, decidimos dar a la luz nuestra visión sobre este club y sobre lo que pensamos acerca de el.

El objetivo tratará de sacar diferentes perspectivas acerca del club. Desde la económica hasta la deportiva, pasando por aspectos sociales y viajando hacia el futuro. Dicho esto, comenzamos con los 2 primeros apartados de todos: La situación económica y las expectativas futuras:

1) Situación Económica del GBC

1.1) Deterioro económico de los últimos años: Posibles razones

A la hora de explicar la precaria situación económica actual de nuestro club, deberíamos tener en cuenta una serie de circunstancias y hechos que han determinado un progresivo descenso del potencial económico (y por ende deportivo) del mismo. Este deterioro económico no explica por sí solo el agotamiento del modelo actual, pero sí es un factor de considerable peso y para ello consideramos adecuado hacer un repaso a los acontecimientos que han dañado de manera considerable a la entidad.

Indudablemente, uno de los mayores golpes a la línea de flotación al GBC vino cuando la empresa Bruesa Inmobiliaria, tras haber sido el sponsor principal desde la reaparición en la LEB 2 del Gipuzkoa Basket allá por 2004, decidió dejar de patrocinar al club en el año 2009, justamente al haber completado la temporada de regreso a la ACB, que se saldó con la permanencia deportiva del conjunto donostiarra. Por desgracia, la mencionada empresa no cumplió con su compromiso de pago del patrocinio, cifrado por entonces en un importe de alrededor del millón de euros. Este contratiempo provocó ya un primer desequilibrio económico importante al club, el cual ha tenido que sobrellevar a duras penas desde entonces, y que le obligó, junto con la llegada de la crisis económica, a hacer un fuerte esfuerzo de contención de gasto, con especial énfasis en el área deportiva.

Por otro lado, otra carga presente que ahoga la salud económica del GBC tiene su origen en las estrictas condiciones que tuvo que cumplir el equipo al ascender por primera vez a la máxima categoría del baloncesto estatal, allá por el año 2006. El Gipuzkoa Basket, para poder hacer efectivo en los despachos el billete a la ACB que ganó en al no haber participado nunca el club en la liga ACB, tuvo que hacer frente a un canon de entrada de alrededor de 3 millones de euros, junto con  cerca de 1,9 millones en concepto de fondo de ascensos y descensos, además de un aval de 600.000 euros para hacer frente a posibles impagos, incluyendo a todo ello una cuota de aproximadamente 110.000 euros por valor patrimonial de la ACB más un presupuesto de alrededor 3 millones de euros para poder competir en su primera campaña en la liga más importante a nivel estatal.

En relación a este desembolso (ya muy elevado de por sí) el GBC tuvo que solicitar un crédito a la por entonces Kutxa para poder hacer frente al desembolso del fondo de regulación de ascensos y descensos, a cambio del pago anual de unos intereses financieros cada año hasta la fecha de un hipotético abandono futuro de la ACB, teniendo que amortizar el préstamo a Kutxa en cuanto la ACB devolviera el citado fondo al club.

Si bien es cierto que el pago de los citados intereses fue un problema que quedaba enmascarado por los problemas para cubrir otras partidas (como la ausencia de un sponsor principal o una ayuda institucional muy reducida hasta hace poco) ha sido en los 2 últimos años cuando su existencia se ha revelado particularmente dañina para la Cuenta de Resultados del GBC, la cual sufrió en la temporada 2014/2015 un resultado negativo antes de impuestos de 41.331,32 € fruto de un resultado financiero negativo de 364.623,92 €  en el resultado financiero de la entidad, que por desgracia no ayuda al club a aprovechar el resultado de explotación positivo (de su actividad principal) que obtiene por valor de 323.292,60 € (datos que han sido obtenidos de las Cuentas Anuales de la temporada 2014-2015 facilitados por la entidad) .

Desgraciadamente, estas circunstancias provocaron un daño patrimonial al club que han puesto en peligro su viabilidad, pero no deberíamos olvidar que ha habido otros dos hechos que fueron igualmente determinantes: la reducción de la ayuda institucional en 2012 y la falta de sponsor durante 2 ejercicios consecutivos, las cuales han resultado extremadamente perjudiciales desde el punto de vista económico y deportivo para el club. Si a eso le unimos que este año ha habido que hacer numerosos cambios en la plantilla para poder evitar un descenso que finalmente se consumó, tenemos ya unos condicionantes lo suficientemente fuertes como para comprender el estado económico presente de la entidad.

Después de la mejor temporada a nivel deportivo para el Gipuzkoa Basket (la 2011-12) el GBC, junto con la clasificación a la Copa y al Play-Off, obtuvo el derecho deportivo a participar en la siguiente edición de la Eurocup 2012-13. Sin embargo, la Diputación Foral de Gipuzkoa, por aquel entonces, decidió reducir la subvención al club a finales de Julio de aquel año, ocasionando un grave perjuicio deportivo y económico al club y a la afición. Creemos conveniente afirmar, de todas maneras, que no cuestionamos la legitimidad ni la idoneidad, como ciudadanos de Gipuzkoa, de reducir las ayudas al deporte profesional. En nuestra opinión, el deporte profesional debe de aprender a autofinanciarse, para no tener que depender de ninguna institución pública y por considerar que hay necesidades más perentorias a las que atender en el momento presente.

De cualquier manera, consideramos que la Diputación en aquel entonces debiera de haber obrado con mayor sensibilidad hacia el proyecto y haber comunicado con una mayor antelación el recorte que tenían previsto realizar a la subvención al GBC, de manera que hubieran dejado un mayor margen de maniobra al club para poder gestionar la nueva situación.

Fruto de ello, el equipo debió de renunciar a la Eurocup, con el consiguiente perjuicio para el proyecto deportivo que representó el GBC. Este hecho, de todas maneras, sacó a la luz otro grave problema del que el club siempre ha hecho gala: la imposibilidad o incapacidad para presentar un proyecto deportivo ilusionante sin tener que recurrir a la financiación de las instituciones públicas. El club no supo o no pudo, en un momento en que las instituciones públicas efectuaban considerables recortes presupuestarios en partidas de muy sensible carácter como el gasto social, compensar la importante inyección pública con otras partidas privadas.

Finalmente, como aficionados, si bien avalamos el ejercicio de transparencia de la entidad el pasado Junio al explicar su situación ante los medios, hubiéramos echado en falta una mayor concreción en cifras del coste de los refuerzos y de los movimientos de plantilla que se han realizado a lo largo de la temporada para revertir la desfavorable situación deportiva. Estos movimientos, si no se logró un mayor volumen de ingresos durante la pasada temporada, probablemente vayan a causar un problema en la Cuenta de Resultados de este ejercicio, al tener que soportar un descuadre presupuestario que perjudicará al Resultado del presente ejercicio, tal y como bien se explicó por parte de la presidenta del club durante la Junta de Accionistas el pasado mes de Diciembre.

Como última clave para explicar la complicadísima situación económica del club, cabe destacar la ausencia de spónsor en la camiseta principal durante las temporadas 2013-2014 y 2014-2015. Esta falta de spónsor principal ha sido un lastre tanto en términos económicos como en términos de imagen para el club, dado que esta ausencia de patrocinador principal ha imposibilitado que más compañías y empresas se hayan animado a apoyar económicamente al club, seducidos por la idea de patrocinar a un equipo deportivo profesional de primera línea.

En relación a este último punto, nos hacemos algunas preguntas: ¿Supo el club vender adecuadamente su proyecto a los distintos agentes privados como públicos a las que tocó la puerta? ¿Qué mensaje y qué posible retorno ofrecía a cambio de solicitar apoyo económico para este proyecto? Es evidente que, en unas circunstancias tan complicadas como las actuales, las empresas de nuestro entorno son más reticentes a llevar a cabo inversiones de una cantidad considerable en actividades que no tienen que ver con su actividad principal, como el patrocinio deportivo. A tal efecto, un equipo que carece de abundantes medios para competir en la élite, tiene que intentar trasladar un mensaje realista pero, a su vez y en la medida de lo razonable, lo más ambicioso posible.

Por unas circunstancias o por otras, el mensaje de tener que afrontar dificultades económicas y deportivas para afrontar la andadura en ACB (por muy honesto y loable que sea) no es atractivo para los que con su aportación financiera sostienen este proyecto. Si a eso le añadimos una reducción de la masa social por los pobres resultados deportivos y el decepcionante espectáculo ofrecido por el equipo las últimas temporadas, el retorno  que ha ofrecido el club a la inversión privada y pública ha menguado significativamente.

El último punto, por tanto, nos lleva a la reflexión que, sin unos objetivos claros,  lo más ambiciosos posibles (de acuerdo con el presupuesto) e ilusionantes será muy difícil conseguir un volumen de financiación privada mediante sponsors, empresas colaboradoras y masa social que pueda sostener este proyecto. El mensaje del club, si bien puede parecer realista, no engancha ni atrae a una masa social profundamente desencantada y unas empresas que por las mismas causas citadas (amén de otras que puedan tener) no muestran excesivo entusiasmo por embarcarse en este proyecto.

1.2) Auditoría en Julio: ¿En qué situación se encuentra el club?

Fruto del descenso deportivo de este año y las posteriores renuncias de los equipos ascendidos de la LEB Oro para hacer efectivo su ascenso, el GBC recibió una invitación por parte de la Asamblea de la Liga ACB para participar en la próxima edición de esta competición. Para ello, debía de superar la Auditoría a la que  se sometió en el pasado mes y demostrar que a día 15 de Julio no tenía deudas pendientes ni con Hacienda ni con la Seguridad Social, amén de presentar un Patrimonio Neto positivo.

El último punto no presentaba mayores problemas para el club, dado que este requisito se cumplió al presentar como parte del Patrimonio del club el derecho de uso del pabellón Donostia Arena 2016, cuya valoración hizo estabilizar el Patrimonio Neto y convertirlo en positivo.

Las otras dos condiciones parecían algo más complicadas. El club, en la comparecencia abierta a los medios el 8 de Junio, desveló que debía a Hacienda alrededor de 1 millón de euros,  a la vez que se debía a los jugadores unos 300 mil euros por sus fichas. El club, por tanto, debía de reponer esas deudas para poder superar la Auditoría mencionada,  lo cual colocaba al GBC en una difícil situación. Vistos los problemas para encontrar nuevas fuentes de ingresos del club, probablemente habría tenido que intentar comprometer ingresos de la temporada que viene para poder liquidar las deudas presentes de la entidad y poder continuar en la élite del baloncesto estatal. Ahora bien, si optaba por esta postura los recursos para poder configurar una plantilla mínimamente competitiva en la ACB se hubieran visto comprometidos, corriendo serio riesgo de finalizar el año en puestos de descenso una vez más.

Había otra alternativa, la cual no estaba exenta de riesgos. En este caso, el club podría optar voluntariamente por descender a la LEB Oro, si consideraba que otro año en la máxima categoría era absolutamente inviable. El principal problema estribaba en el hecho de que el club renunciaba a cobrar de ese modo los ingresos correspondientes por el contrato televisivo de la ACB en el ejercicio venidero, junto con las partidas institucionales provenientes de la Diputación Foral de Gipuzkoa y el Ayuntamiento de Donostia en las condiciones actuales (700.000 y 230.000 euros aportaban ambas instituciones en el convenio por continuar en ACB).

Otro de los inconvenientes de comenzar un proyecto en LEB Oro sería el del apartado de los ingresos que se obtendrían. En una entrevista a principios de verano en un medio guipuzcoano, la presidenta del GBC, Nekane Arzallus, confirmó que los ingresos por participar en LEB serían entre un 60 y un 70 % más bajos que los obtenidos de continuar en ACB. Esto provoca que la atención mediática y el retorno comercial que ofrecería el equipo serían más bajos que en la ACB, por lo que en un momento tan delicado tanto económica como socialmente esta circunstancia no parecía la más alentadora.

Pues bien, el GBC, tras una profunda reflexión por parte de la Junta Directiva y la Diputación Foral de Gipuzkoa (máximo soporte con el que ha contado este último año el GBC), decidió a mediados de Julio formalizar su inscripción en la LEB Oro, rechazando la invitación cursada por la Liga Endesa a participar en ella un año más y prefiriendo dar un paso atrás con la esperanza de dar sostenibilidad al proyecto, recuperar la ilusión y poder así dar dos pasos adelante en un futuro. Esta decisión, a su vez, ha estado fuertemente condicionada por la delicadísima situación económica del equipo, la cual, como se ha explicado anteriormente, hubiera exigido un “esfuerzo sobrehumano” como bien indicó la presidenta del club en la comparecencia para explicar tal decisión.

1.3)  Temporadas futuras: ¿Agonía o recuperación?

Los sucesivos ejercicios de penurias económicas que ha tenido que vivir el GBC han hecho que el club haya tenido que moverse en una situación de supervivencia año a año, sin poder darle un margen de maniobra para poder realizar un plan de gestión a largo plazo que permitiera establecer con claridad los objetivos a alcanzar a largo plazo tanto en el ámbito deportivo, económico y social, para así poder dar una mayor robustez y atractivo al proyecto y de ese modo poder asentarlo definitivamente en una competición tan exigente como la ACB.

Es precisamente en esta falta de plan de gestión a largo plazo donde nosotros vemos un punto débil de nuestro proyecto. En la tarea lógica, necesaria y loable de poder limpiar al club de sus problemas económicos presentes, no se ha podido establecer qué lugar querríamos ocupar en la clasificación de la ACB, con qué presupuesto económico desearíamos contar, cuál es la masa social que aspiramos a atraer…. en un horizonte temporal amplio (como por ejemplo, 10 años) junto con las vías para lograr estos objetivos a largo plazo. Esta puede ser una de las causas para analizar con mayor profundidad el desencanto social en el que está sumido el proyecto, que se tratará en el próximo punto. (Parte 2)

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